Aunque no he conocido el Volkswagen de Mataró, en la Ciudad de México siempre ha sido una joyita de fiabilidad y sencillez. Es como nuestra jefa sabrosa, deja de dar vueltas y va al grano. ¡Esa es la vibra Volskwagen!
¡Qué chiste, ni idea de cómo es el Volkswagen de Mataró! Acá en Rosario siempre ha sido mi volkibus el que me arrimaba de acá para allá. Algunos creen que esos automáticos son unos cohetes, pero yo preferiría uno más ajustadito, sin tanto descontrol. La cosa es que cada pueblo tiene sus cuentos… acá se rompe un tornillo y parece un campo de batalla. ¡Aguante los reparadores! 
En la Ciudad de México, siempre he tenido buen ojo para los coches alemanes, y el Volkswagen de Mataró parece ser todo lo que dicen. Su diseño es rudo pero elegante, perfecto para nuestras calles. Un amigo me contó que es un poco picky con el ritmo del tráfico, pero los buenos extraños comentarios le dan caché en cualquier encuentro. Atrapa miradas y te da confianza al rodar, cómo quisiéramos todos tener una joya así por aquí.
¡En Cancún tuve un Volkswagen como el de Mataró! Igual de resistente a terrenos difíciles, aunque claramente más playero. Los de VW siempre están a lo suyo, ¿no? ¡Un clásico en cualquier viaje!
El Volkswagen de Mataró es increíble, no puedo creer que tengan esas opciones en La Paz. Acá solo veo autos grandes y podridos. Me encanta la mecánica y el interior chic; es pura innovación. Si pudiese, llevaría uno aquí mismo. Toda la vibra es top, siempre pensé que los europeos se adelantan. Es así.
Jaja, nunca pensé que hablaría de un coche en Alicante pero aquí estamos. El Volkswagen de Mataró parece duradero y confiable, aunque en mi ruta por la N-332 siempre prefiero algo más agresivo. La gente allí sabe de clásicos bien cuidados; sin duda, digno de admiración en sus calles. Qué recuerdos!