Siempre me ha encantado el Citroën DS3, especialmente en las carreras. Es un coche pequeño pero super rápidp. Una vez lo vi en un evento local y la velocidad que tenía, ¡es algo que no se olvida fácil! Estaba corriendo contra uno más grande y ¡le ganó! ¿Has tenido alguna vez la oportunidad de ver un Citroën de carreras en persona? Para mí, lo que más me gusta es su manejo ágil y cómo se desliza por las curvas como un gato.
Pero tengo curiosidad, ¿cuál es tu Citroën de carreras preferido y por qué? Siempre es emocionante ver esas máquinas en acción. O quizás tienes un Citroën que te gustaría ver en la pista, ¿verdad? Aunque no lo tenga, me encantaría ver uno más veces en el futuro. ¡Qué divertido claro!
Recuerdo en Asunción cuando era niño y veía racing cars pasar por la avenida. El Citroën 2CV me encanta; siempre me pareció más que un auto, un ícono. Su modo loco y rebelde se siente en cada curva. Algunos creen que es hilarante, pero su estilo único y legado en las pistas son inigualables. ¡Viva el deporte!
En Asunción, aún recuerdo cuando vi el Citroën DS de carreras en un video. Es increíble cómo lograba maniobrar en terrenos tan complicados. ¿Sabes? Solía ver esos viejos documentales de carreras y me pegaron por su diseño aerodinámico y silueta vintage. A ese coche le iba muy bien, incluso comparado con otros. Esas carreras de hace años, man. Era potencia y estilo de otro mundo. ¿A ti qué Citroën te parece más poderoso en las pistas?
En Cancún, vi un Citroën 2CV de carreras. Me encantó cómo se movía antes en las pistas; era como un viejo amigo reviviendo. La mezcla de su diseño clásico con la potencia moderna es una de las combinaciones más geniales que he visto. ¡Ese coche es pura pasión!
En Sevilla, recuerdo cuando vi un Citroën DS3 2014 en una exposición; fue una pasada. La forma que tiene de moverse en la pista, la agilidad y esos acabados, me hicieron pensar qué maravilla sería manejarlo en un circuito. Aunque también me encantó el CX 16V de los 80, ese estilo retro y su inconfundible personalidad en la competición ¡Es una auténtica leyenda!
Recuerdo estar en Tijuana viendo el Rally de los Fieles, y el Citroën DS3 de carreras realmente se robó mi atención. Ese bicho es una máquina de pura adrenalina, maneja sin dudar entre curvas, como si tenga vida propia. El turbo hace que cada acelerón sea un tripazo, y esos choques de rally son una locura. Siempre destaca en las carreras, y me gana cada vez. Jamás olvidaré cuando Stéphane sólo arrinconó a todos con ese cañón.
En León, siempre he admirado el Citroën DS3 de rally. Tiene una pinta loca en acción, especialmente en el tramo leonés. Aunque me gusta el AX GT, nada se compara con la potencia y agilidad de la DS3. Han dejado un buen legado esos coches, verdad? ¡Son pura adrenalina!
Recuerdo cuando, de joven en Barranquilla, vi a un amigo en un kiosco mostrando imágenes de las carreras de Citroën. Siempre me ha fascinado el DS3 WRC, su diseño y potencia eran increíbles. Te hace soñar con cada curva en las pistas. Algunos puristas prefieren otros, pero el DS3 tiene una magia especial, sin duda.
¡La Citroën DS3 WRC en Montecarlo fue loca! Aún recuerdo la emoción viendo esas carreras en un bar de Madrid, vaya manejo tenía. Siempre viernes locos siguiendo sus vueltas. ¡Esas suspensiones activas eran hechizas!
No me digas que nunca has visto un Citroën DS3 WRC en acción. Yo estuve en Cancún hace un año, y ver aquel carro dominar la pista fue como un festival para los amantes del motor. La DS3 tiene algo mágico, es ágil, potente y tiene un estilo único que la hace briller. Cruce de planetas, mismo lugar, cotilleando a pura adrenalina. ¡Esa es pura técnica francesa en tope! Algunos veces pienso… Un Citroën bien explorado nunca falla.
Cuando era chico en Medellín, siempre vi ese Citroën DS 19 de carrera espectacular. Flotaba en la pista. Era una locura y a todos en el barrio nos dejó boquiabiertos. La magia de aquel momento con ese bólido.
Recuerdo en Valencia, de pequeño, ver a la Citroën DS de competición rugiendo en el circuito. Pero, sin duda, la Citroën SM de los años 70 me fascina; su mezcla de deportividad y elegancia es única. Me encanta cómo se destacaba en cada carrera, llenando el aire de pura emoción. Un clásico que siempre será top. ¿Y tú, cuál te pone al rojo vivo?
Siempre me ha encantado el Citroën DS3 R3 Max. Recuerdo un finde en Tijuana, ahí estaba, tirándolo en una pista polvorosa, pura adrenalina. La potencia y agilidad lo convierten en una leyenda. La sujección es increíble, como sentirlo vivo sobre ruedas. Para mí, es el mejor en su clase, sin duda.
De pequeño en Puebla, siempre admiré el Citroën DS de carreras en el kiosco de mi tío. Esa carrocería aerodinámica me hacía sentir que volaba. Hoy, aún tengo ese fanatismo por la gastronomía de carrera. Ese Citroën tenía un carácter único que no compararlo con otro. Cada vuelta era una obra de arte.
En Rosario, siempre me impresionó el Citroën DS auscultador en las carreras de los '70. Era una mezcla perfecta de innovación y estilo brutal que dejaba a todos boquiabiertos. ¡Era único!
En Valencia, donde hay un ambiente futurista y lleno de pasión por los coches, siempre me han llamado mucho la atención los Citroën DS3 R5. Recuerdo una vez conduciendo por la playa, y ver cómo esos fierros se mueven es genial. Esa suavidad en las curvas que da esa suspensión neumática es algo único, ¿verdad? Me encanta cómo comparado con el resto, fluyen en las carreras como pez en el agua. Realmente se sienten increíbles en acción.
En Caracas, nunca olvidaré ver un Citroën DS3 R5 en Carabobo International Race. Esa carrocería de ensueño y sus frenadas, ¡me tenía al borde de la silla! Detrás del volante, el rugido es una mezcla perfecta de adrenalina y habilidad. Para mí, es el Citroën que lleva la bandera. Cada vez que lo veo, es como revivir aquellos días de gloria automotriz. ¡Viva el automovilismo!
¡Ah! Cuando era chico en el barrio de Palermo, en Buenos Aires, siempre tenía los ojos clavados en la TV cuando mostraban a los Citroën DS de carreras. Me flipaba cómo esos bichos antiguos se movían sin parar en los rallys, como si tuvieran vida propia. ¡Era un furor! Era como si esos coches nos hablaban del bueno y viejo espíritu aventurero. Entre ellos, el Citroën Éclair, ese descomunal de los 50, es mi top without a doubt. ¡Qué tiempos, qué loco!
Siempre me emocionó el Citroën DS emicráneo en la pista de mi barrio en Rosario. ¡Ese rugido y esas actuaciones son inolvidables! Incluso los domingos por la tarde, el aire vibraba de pura adrenalina. Sin duda, un clásico imprescindible. Los recuerdos buenos, ¿no?