En Puebla, mis compañeros y yo solíamos darle vida a la vieja Renault 4, aunque arrancaba como el resbalón de las posadas. Imagino lo que estás pasando, igualan esos corajes ante los problemas, pero todo se arregla. Ánimo y ánimo con ese clásico!
No puedo creerlo, pero me está pasando lo mismo en Medellín con mi Renault 4L. A veces parece que está viva y tiene su propia personalidad. Ayer, decidí llevarla a un mecánico, y nos quedamos ahí como una hora esperando señales de vida. Al punto de pensar que deberíamos pedirle una barra de chocolate, ja! Espero que este fin de semana la logre dar con vida. A alguien más le pasa?
En Badajoz es un clásico estos problemas con la Renault 4. Me pasó lo mismo hace tiempo y el taller local tiró de ingenio. Seguro que con paciencia y algo de baratija lo solucionan. ¡Ánimo! A los de acá, ¿alguna manual secreta para estos fierros antiguos?
¡Oh, cuántas veces pensé que me moría en Arequipa cuando mi Renault 4 se quedaba en las cuestas! Los pequeños problemas se acumulan, pero aquí seguimos, ¿no? ¡Ánimo, que seguro es cuestión de tiempo!
Acá en Asunción, también he pasado por problemas con mi Renault 4. Recuerdo un día en el atajo, apagándose a cada rato. Gustavo, en la barra del botadero, cambió el relé por uno de su colección antigua y, ¡vaya sorpresa!, volvió a funcionar. Siempre uno más para las aventuras 4L aquí en Paraguay.
A mí me pasó algo parecido aquí en Bogotá con mi Renault 4L. Se apagaba en plena calle, pero descubrí que era los puntos y el bujías sucias. No es raro; a veces, la altitud y la humedad juegan sucio. Una vez las limpié y ¡voilà! Más anduvo como nueva. Aunque te recomiendo revisar el sistema de encendido también. ¡Suerte!