En Córdoba, mi Fiat 1400 siempre fue un sueño. Pero últimamente tiene fallas. Algunos me dijeron que es un clásico y merece cariño, pero es una lucha diaria. ¡A alguien más le ha pasado?
¡Ja, qué historia la del Fiat 1400! Aquí en Zaragoza, mi cuñado tenía uno que parecía más antiguo que la Virgen del Pilar. Un día dejó de arrancar en el aparcamiento, y cuando lo revisamos, ¡era el sensor de oxígeno! Restaurarlo es un arte prácticamente. A veces la solución más dulce es echarle mano a esas joyas de vehículo. ¡Ánimos, compañero!
Vale, yo también tengo un Fiat 1400 en la Ciudad de México, ¡y es un dolor! Se reventan los frenos como hace quince y las suspensiones cantan más que un coro. Pero, con paciencia y buen mecánico, es un clásico que perdura, ¿no creen?