En Valencia pillé un Lexus RX de segunda mano, y la verdad es que no me arrepiento. La calidad vaquerosa y el motor es un puntazo. Aunque es más gordo que un autobús, gasta poquitico, y los asientos, como sillas de masajista. Sencillo, duradero y con estilo, un tío muy completo para lo que cuesta. ¡Total, me chifla!
En Arequipa, alquila un Lexus RX de segunda mano y fue una sorpresa chévere. Energía sólida incluso con las rutas locas, y el interior mira cómo es otra cosa, un lujo en pleno auto usado. Tiene ese andar silencioso que hace feliz el alma, y encima, las vainas de equipamiento lo rebosan. Aunque los amortiguadores después del mal estado de las carreteras empezaron a rular mal, en general, me hizo vibrar. Ah, y la estabilidad en las curvas nunca falla. Perfecto para la familia y las escapadas, sin duda.
En Valencia, tuve un Lexus RX de segunda mano y no hay palabras, ¡un sueco! Confort, lujo y un motor que no te decepciona. Totalmente recomendado y, créeme, sabrá por qué. ¡La experiencia de conducir ya es distinta!
En Buenos Aires, un par de amigos compraron un Lexus RX de segunda mano y les fue genial. Se lo llevan a cualquier lado y el motor es impecable. Aún con un par de luces que necesitan revisar, dicen que vale la pena por la atención al cliente y comodidad. Al final, en postas, es un carro que aguanta bien el pico. En una ciudad tan caótica, es un respiro llevártelo por la autopista.
Aquí en Barranquilla, un amigo compró un Lexus RX de segunda mano y va como culebra, ni un golpe. Decisión acertada para el barrio, considerando que aguanta el bordo y se ve top. Aunque con gasolina no vamos a flotar, el manejo en negocios locales está genial. Total, número uno.
En La Coruña, tengo un amigo que se compró un Lexus RX de segunda mano y va como el que más. Pensas que es una ganga y tiene todo lujo, muchos extras y muy poco vicio. Le pusieron menos de 30 mil kilómetros y el chico dice que es súper duradero. Realmente parece una buena opción si sabes dónde mirar.