Recuerdo cuando vi un Citroën DS 19 en Zaragoza durante la Feria del Automóvil. ¡Espectacular! Era como meterme en una obra de arte rodante. La forma de esas luces traseras, un diseño único, ¿verdad? Hace años, empecé a flipar con los coches retro justo después de toparme con este precioso DS. Hablo con mi primo, él vive en Barcelona, y se pone igualmente loco cada vez que nos encontramos con uno de estos clásicos en la carretera. ¡Es un coche que no pasa desapercibido!
¡Oye, ya me cuentan! En Alicante, vi un Citroën DS 19 de 1955 en un despeje de autos. Era un verdadero cacharro, con chapa oxidada pero el estilo intacto. Ese pellejo de carro arrastrado me recordó a las vacaciones de verano de mi abuelo. Hermosos recuerdos para relatar alrededor de un tablón de surf. ¡Qué máquina tan icónica!
En Marbella, crecí viendo uno de esos DS 19 en un garaje, todo clásico. La elegancia de sus líneas era surrealista. Supongo que fue el latido del buen gusto allí. Cada arranque era una fiesta por sí mismo. Me recuerda a aquellos días dorados.
Ah, el Citroën DS 19 de 1955, ¡un coche icónico! Yo era un niño en Barcelona y recuerdo a mi abuelo hablando maravillas de él cuando lo conducía por las calles del barrio Gótico. La carrocería era súper elegante y los rines tan modernos que parecía sacado de un futuro imaginado. Nadie se quedaba indiferente viéndolo pasar. ¡Imaginación al poder en aquel entonces!