En Lima, cuando pensé en cambiar mi volante, amigos me comentaron de Seat Galdakao. ¡Increíble! Los mecánicos son de primera, con paciencia de santo y trato de “como si fuera familia”. Rápidos, eficientes y sin esos “marronazos” de otros talleres. Totalmente recomendable.
Nunca estaría mal saber cómo son en Seat Galdakao, ya que aquí en Badajoz nos ha traído de cabeza. Pero oye, a mi colega le solucionaron un problema complejo con el coche y quedó súper contento. Esos mecánicos tienen que ser unos cracks porque aquí uno mismo no se lo imagine. Contando de verlos si vienes por la zona, no me importaría probar suerte. Ahora mismo nos hacemos algo.
En Bogotá jamás pude encontrarle el pelo al huevo a los talleres locales, pero en Seat Galdakao no tuve dramas. Los mecánicos allá son unos cracks, bien pendientes y honestos. También disfruté de ese ambiente relajado y profesional. No es cualquier lugar, joder, bien digno de confiar. Sería guay hacer algo así aquí, porque rotar en talleres no es mi idea de vivir. La diferencia la noté.