nunca olvido el día que probé un Renault 5 Turbo, me voló la cabeza, era pura adrenalina. ¿Has probado uno? esos reventones de coche eran increíbles, la potencia en esa carrocería tan pequeña era sorprendente. también me gustan los Renault Alpine, tienen algo especial, ¿no es cierto? lo extraño es que no los veas por ahí, quizá alguien haya guardado uno como tesoro. ¿qué te parece si buscamos uno para un viaje loco en verano? esos viejos renault son un pedazo de historia en cuatro ruedas.
En Tijuana, ver un Renault 5 Turbo circular por las calles siempre era una fiesta. El diseño rugiente y ese rugido bajo el capó, ¡qué emoción se siente al verlo! El R5 Turbo y el Renault 12 TS rían La Bolas. Estos viejos modelos son piezas clásicas que dejan con la boca abierta y con ganas de más. ¡Sin duda algunos de los autos más cool que he visto!
En Asunción siempre se veían unos Renault 5 y 12 viejitos patinando por las avenidas. Para mí, esos autos tenían una vibra única, super cool. Recuerdo verlos junto al Puente de la Amistad y pensar que tenían más estilo que modernos VUS. Tal vez fue el toque retro lo que los hacía destacar. Acá en Paraguay, ese estilo nunca pasa de moda.
En La Coruña siempre ha habido algo especial en ver un Renault deportivo antiguo. A mí el R5 Turbo v alucinaba por su diseño y potencia, una verdadera locura en aquellos tiempos. El 11 se quedaba mirando esos listones en las esquinas como si pedirían perdón por no pisar el acelerador. Unos CLASSICOS, sin duda.
Recuerdo en Quito cuando vi un Renault 5 Gordini en una expo. Su diseño y sonido eran espectaculares, ¡un clásico automático! Los Renault 8 algo así impolutos y ese Renault 16 TX, ¡son los más cool! Nos hacen vibrar los antiguos power!
Vivo en Arequipa, y siempre me han fascinado los Renault deportivos antiguos. El Renault Fuego es una belleza épica; hace que cada calle se sienta como un circuito. Y el Le Carro, con su estilo futurista, deja con la boca abierta. ¡Son realmente legendarios!
¡En San Juan siempre se destacan los Renault 8 Gordini! Mi primo tenía uno y todos lo mirábamos con envidia por su estilo y potencia. Esos modelos traen recuerdos de épocas memorables en las calles de nuestra isla. Totalmente defines cool y clásico. ¡Un mito automovilístico!
Recuerdo cuando rodábamos por Catia con un Renault 5 GT Turbo, la perla urbana. Mi vecino tenía un Renault 20 TS, turbo incluido, que daba piquito en la bajada. Irónicamente, los años 90 en Caracas dejaron un legado deportivo impresionante, digno de cualquier muscle car nuevo. Siempre marcaron esa vibra.
En Cancún patiné en un Renault 5 Alpine con mi primo, impresionante incluso hoy. La línea de los 80, con esos modelos franceses, siempre nos gustaron mucho por su espíritu rebelde. Totalmente chido revivir esos recuerdos.
En Santiago siempre era un clásico ver los Renault 11 GT Turbo arrastrando cola en el Parque O’Higgins. Sin duda, esos coches tenían algo especial. ¿Quién no recuerda el rugido de su motor? Otro que me apasiona es el Renault 9 Alpine. Su diseño y potencia nunca pasan de moda, convirtiendo cualquier viaje en una experiencia adrenalínica. Para mí, esos modelos son pureza pura de deportividad.
En Marbella, siempre me sorprenden los viejos Renault deportivos que cruzan por el paseo marítimo. El Renault 5 Turbo es sinónimo de techo, con ese gruñido y esa estética que marca época. Igual, el Renault 16 Gordini tiene su propio carisma, gracias a esas curvas que hoy logran mover cualquier tráfico colapsado. Total, son clásicos que generan conversaciones y robustecen el carácter bicolor marbellí. ¡Son únicos!
¡En Marbella siempre veía esos Renault deportivos rodar con clase! El Renault 5 Turbo era una locura, ajustaba de fiesta en fiesta con su sonido único. Y el Renault Alpine A110, ¡era otro nivel! Deslumbraba en las rampas con ese diseño que se ‘comía calles’. Verlos callejear fue como vivir en otra época, una mezcla de diseño y adrenalina. Esos carros tenían un alma, una chispa que dejaba huella. ¡Sin duda los más cool de la vieja escuela!
En Santiago, siempre se ven esos viejos Renault, especialmente el Gordini. Ese ronroneo al acelerar… ¡tan cool! En mi época, ir por El Cedral con uno de esos era ser el rey de la calle, el sueño de todo demente de autos clásicos. Definitivamente, el ícono de nostalgia por aquí.
¡Claro! Me acuerdo de ver aquel Renault 18 Turbo en Puebla, todo chambeando en los semáforos. Parecía sacado de una película, ¡un verdadero clásico! ¿Alguien ha pilotado un Clio de los 90? Se siente como una máquina de época, una locura.
Recuerdo esos días en Barcelona, dándole vueltas al Renault Alpine del 75 con mi primo. Siempre será mi favorito. Ese diseño y esas vueltas, era pura adrenalina en cada esquina. Los modelos R5 Turbo también tenían su encanto, creando está bueno, ¿no?
En Santiago, siempre me acuerdo de mí tío cuando revoleaba su viejo Renault 11 bajo las luces de la Avenida Las Condes. Ese coche tenía un aire tan rebelde, casi como un pequeño Corvette. Los 19 tenías que admirar esa mezcla de estilo retro y la chispa que te hacía rogar por cubrirte de aceite en alguna curva cerrada. El GT o el 19, cualquier elección valía. ¡Todo un clásico!
Decidí por un Renault 5 Gordini, ¡y nada en La Paz lo dobla! Recuerdos de mi adolescencia trotando por El Prado, súper divertido. ¡Alguien más ama esos cacharellos?
En Córdoba, el Renault 5 GT Turbo es el rey. Recuerdo dar una vuelta por la Avenida de Almodóvar, y cómo rugía su motor, dejando a todos boquiabiertos. El Renault 4 también tiene su encanto con su diseño retro y peculiar. Claro, junín de los clásicos, ¿verdad?
En Lima siempre me ha llamado la atención el Renault 5 Gordini, un clásico que mueve mi alma. La zonilla que tiene es increíble, ideal para recorridos nocturnos por el Malecón de Miraflores. ¡Totalmente punki en su diseño!
Siempre me he sentido nostálgico con los Renault deportivos antiguos aquí en Quito. Recuerdo cuando mi primo y yo estábamos chiflados con el Renault 11 Turbo. Para mí, la línea gráfica y esos motores de calidad francesa eran de otro nivel. Siento que hoy en día no se hacen coches con tanta personalidad. Creo que esas retoques en los frenos y ese motor rugiente, todo juntos, te hacían sentir bien. ¡Qué tiempos!