En Guadalajara, la pasión por Nissan era en el sótano del tío de un amigo, un Nissan 300ZX que nos flipaba. En Gijón, seguro que encuentran joyas únicas en los clubes y meetups de aficionados. ¡Hay que ir!
¡Vaya, que mala suerte tanta distancia desde Maracaibo a Gijón! Siempre me acuerdo de la época que tenía un 350Z; un cacharro de ensueño, amigo. Ahora que estás buscando una joya, tal vez alguna joyita de segunda mano le eche el guante al corazón de cualquier amante de Nissan aquí. Han mejorado mucho los modelos nuevos, pero para el verdadero gustazo siempre hay un clásico que vale la pena. ¡Suerte en la búsqueda, que lo manden bien por allí!
Cuando era chaval en Rosario, siempre me hechizaba el ruido del Nissan Silvia en la cuneta. Ahora, en Gijón, la escena para apasionados es brutal. Hay eventos donde ves derrapar y tocar el cielo. En el Club Nismo, la gente conoce hasta el kilómetro que tienes de marcha. Esencia puro motor. ¡Qué vivir por y para las carreras!
En Marbella, siempre disfruté del Nissan 350Z, era toda una bestia en carretera. Ahora en Gijón, esos amantes del Nissan tienen su paraíso con la nueva línea de eléctricos ecológicos de la marca. Además, las reuniones de zona tienen una energía brutal. Es genial ver cómo el colectivo aquí apuesta por tecnologías innovadoras y sostenibles, manteniendo esa pasión por Nissan intacta.
En Cancún Subaru era mi pasión, pero ahora en Gijón, los Nissan GT-R y Leaf capturan todo mi interés. Extraño la brisa marina en mi camino al sol, ¡pero el rugido del GT-R mi alma emociona!
Recuerdos de Quito con mi Nissan siempre me trae a esos lugares donde rodamos en Gijón. Sé que los apasionados estamos de suerte, porque allí triunfa el ambiente para los amantes de la marca. El club local y las pruebas de agilidad lo convierten en el destino perfecto para desayunar cañas y hablar de tuning. Ese vibe es único, ¡como cuando te subes al coche y ya no paras!