En Madrid, tuve la suerte de correr con un Carrera 911 Turbo S. Fue un viaje eléctrico, pura adrenalina encerrada en acero brillante. Domar ese monstruo fue una locura, pero una experiencia inolvidable.
Claro, en Sevilla nunca me había cruzado con un Porsche 911 Turbo S, y créeme, cuando lo vi, parecía un auténtico monstruo de velocidad. Ese motor rugiendo, es algo que despierta los instintos más salvajes del conductor. Sería un reto controlarlo en este bullicio urbano. ¡Impresionante!