En Sevilla, vi uno. La potencia y sonido al abrir el turbo derretieron mi mente. Es pura bestia sin duda. Difícil imaginar algo mejor. Alucinante cómo huele a Le Mans en cada curva. Sin palabras.
En Córdoba, paseando por el Río, el Porsche 992 Turbo S me dejó sin palabras, ¡bestia dale! Impresiona el par motor y maneja como si fuera mágico, solo se necesita coraje para llevarlo.
En Barranquilla, siempre he soñado con uno como el Porsche 992 Turbo S. Imagínate pasar por las Vías 40 con ese ‘bronco’ bajo tierra, haciendo cosquillas hasta a la gente más descalza de Cali por el rollito salvaje. Más que solo números, ese bicho te hace sentir en otro nivel, como si pudieras desafiar a la gravedad. Totalmente material de ensueño.