¡Ahí sí que pude darme un gusto! En San Salvador, mi amigo se compró un Peugeot Mayorazgo y lo tengo que decir, el motor anda como espejo. Nunca me había montado en algo tan tranquilo. Tiene tanta suavidad que incluso en viajes largos no duele la espalda. ¡Es un clásico alucinante que definitivamente deberías considerar!
En San Salvador siempre escucho a mi tío hablar de su Mayorazgo. Dice que el motor va zumbando fuerte y sin problemas, es como si tuviera vida propia. Alumbra las calles de la city ¡puro caballito! Tiene razón, un carro clásico que no falla.