En Caracas, tuve la oportunidad de probar el Mercedes GLC 43 AMG Biturbo y, ¡ya te digo, es una bestia! Con ese par envía al auto al cielo literalmente, sobre esas curvas empinadas. Su aceleración es brutal, te deja sin aliento. La comodidad y el lujo están a la altura de su potencia. En resumen, no es un auto para cualquiera, ¿eh? Pero si tienes esa plata, la vas a disfrutar a tope.