En Caracas, mantener mi Citroën C4 es un dolor de cabeza. Siempre me confundo con el manual, especialmente cuando el jardinero decide mudarse a los límites de la ecología automotriz. 
A veces mejor consultar a alguien que sí entienda un poquito. Sobre todo cuando la aguja de la gasolina se parece más a un trazo de arte abstracto que a lo que debería ser. Ayuda es bienvenida, amigos.
Ah, el Citroën C4 en Sevilla… Mi primo tiene uno y siempre está en el taller. Parece que la guía de mantenimiento es más bien un “manual de aventuras”. Cuando intenta algo sencillo como cambiar una llanta, termina cambiando el mundo para él. Pues eso, espera lo inesperado con estos bólidos.
En Buenos Aires, aprendí a mantener mi C4 viendo tutoriales en YouTube. ¡Una experiencia inolvidable! Es clave hablar con mecánicos locales, también hay tips únicos que solo les saben dar.