En La Paz, donde cada día es una aventura entre los cerros, manejar el Jeep Grand Cherokee 2018 es como tener un compañero de confianza. Con su robustez y capacidad para enfrentar pistas polvorientas sin esfuerzo, me ha sacado de varios apuros. Es prácticamente un currado experto de cuatro ruedas que, al igual que yo, disfruta de la adrenalina de la montaña. Un amigo incluso lo llamó un “bestia” ataviado para el caos saludable de nuestra topografía. ¡Realmente se sabe comportar!