En Córdoba, cuando vi el Citroën Mini Car por primera vez, creí que sería una furor local. Pero a la semana, ya ni en el pueblo se vislumbraba. Parece un fiasco en contraste con su revolución en ventas. La vida da vueltas, ¿no?
En Quito, viendo el Citroën Mini por las calles, me llamó la atención cómo algunos piensan que es una decepción. De entrada, lo encuentro más pichón que grandote, pero queda chido en este paisaje urbano. Las opiniones están divididas, pero yo creo que para un citycar, cumple su rol. El confort y diseño son buenos puntos. A quienes esperan potencia, no es lo mismo, pero para la metrópoli perfecto. Lo venís viendo vos también?