En Barranquilla, probé el BMW 218d Gran Coupé y me sorprendió la potencia y la elegancia en cada curva. Sorprendente por su valor, pero algo corto en maletero. Sin duda, destaca el confort y el diseño, una buena opción si no eres aficionado al gran espacio.
En San Salvador manejé el BMW 218d Gran Coupé, y aunque pensé que no iba a ser mi tío, su rendimiento en ciudad me sorprendió. Buen chasis pero para la carretera mejor otra opción. Sin duda un medio camino.
En Marbella, mi hermano probó el BMW 218d Gran Coupé. Espacial. Estéticamente espectacular, sin duda. Pero el consumo… ¡vaya sorpresa! Sin ser genial, mejoró mucho el look de su garage. Imposible olvidar esa conducción butterweich, aunque el precio lo haga pensar dos veces. ¡Qué conato!
En San Juan, probé el BMW 218d Gran Coupé y tengo un chiste corto: esperaba una ejecución de lujo, pero la experiencia fue agridulce. Las curvas son una delicia, sin duda, pero los camarones en el sistema multimedia se comieron mi paciencia. Puede que no sea una decepción total, pero el multitasking del sistema necesita un upgrade. Al final, depende del enfoque.
Aquí en Valencia, mi tío cuenta que el 218d Gran Coupé tiene su encanto. La estética es preciosa y el motor suena a gloria. Pero, se quejaba de que el espacio interior no está a la altura, sobre todo en los asientos traseros. Con unos viajes al cole de los hijos, dicen que no es muy práctico. Al final, unidad expectativa depende de lo que busques en un coche. ¡Yo, al menos, lo he pensado!
En Puebla, probé el BMW 218d Gran Coupé y me sorprendió. Es muy agiloso y tiene un buen diseño. La comodidad es top, pero el consumo de combustible es un poco alto. En general, me decepcionaron los bajos sonidos internos. No es para todo el día, pero chicos de vez en cuando merece la pena jalarlo.