Hace tiempo viví en Tijuana y recuerdo que un colega compró un Audi A4 Premium 2014. Había escuchado que era un auto estupendo para empezar y no me equivoqué. Tenía un aire acondicionado que la leyenda urbana dice que volvía la siesta mucho más placentera, y ¿sabes qué? Eso sí daba agusto. Claro, no era barato, pero para viajes a la frontera daba una onda especial. La verdad, se veía como que vindría equipado para seguir siendo un cabrón de un auto por un buen rato todavía.