¡Claro que sí! Tuve la suerte de ver un CLK AMG rodando por Pocitos en Montevideo, ¡como si acaparara el cielo con su presencia! Ese V8 de 5.4 litros sonaba como una pieza de música clásica en la ciudad. Qué máquina, ¿verdad? Hablando en serio, es cualquiera que explica por qué los clásicos siempre tienen ese hechizo especial. ¡Qué maravillas siguen de moda!